domingo, 18 de octubre de 2015

Migración española.

LAS MIGRACIONES INTERIORES y su papel determinante.
Las migraciones interiores constituyen la corriente migratoria española más importante. La significación de este fenómeno queda patente en el hecho de que casi la mitad de la población de España reside hoy en un municipio distinto al que nació. Las migraciones interiores presentan rasgos bien diferenciados según tengan lugar antes o después de 1975. Antes de 1975 los movimientos migratorios afectan a un gran volumen de población que se desplaza fundamentalmente desde el campo a la ciudad –éxodo rural–, mientras que después de esa fecha los destinos son más variados, dominando las migraciones interurbanas.
El modelo migratorio del periodo desarrollista: el éxodo rural (1950-1975) Los movimientos migratorios internos que se desarrollan en España entre 1950 y 1975 se caracterizan por la salida masiva de población desde los núcleos rurales hacia las áreas urbanas, y desde las regiones más atrasadas hacia las más industrializadas. La emigración de la gente del campo a la ciudad ha sido una constante de la España contemporánea, pero el éxodo rural sólo en los años sesenta hubo más de cuatro millones de españoles cambiando de residencia, la mayoría de ellos a una provincia distinta de la de origen.
Las causas de este trasvase masivo del campo a la ciudad son más complejas que las puramente laborales: El gran crecimiento demográfico y la mecanización del campo produce numerosos excedentes de mano de obra en el medio rural, que emigra a las ciudades atraída por una industria en expansión , de la cosntrucción y los servicios en los núcleos turísticos del litoral mediterráneo y de las islas con mayores salarios y unas expectativas de mejores condiciones de vida. A ello se añade  el boom del turismo que genera abundantes puestos de trabajo en los servicios y la construcción.
Aunque el fenómeno emigratorio afecta a todo el campo en general y se dirige a todas las ciudades españolas, la emigración parte sobre todo de Galicia, las dos Castillas, Extremadura, Aragón, Murcia y Andalucía. Siendo su destino los núcleos industriales de Madrid, Barcelona, País Vasco y Asturias y los turísticos de las islas y de la costa mediterránea.

El cambio en el modelo migratorio a partir de la crisis de los años setenta.
Desde mediados de los setenta, los cambios políticos (transición democrática) y socioeconómicos (crisis industrial) que se producen en España dan lugar a importantes transformaciones en las migraciones internas y se producen cambios importantes en las direcciones de las mismas. El sistema migratorio se hace más diverso y abierto, en parte debido a la reducción de importancia que experimentan las motivaciones exclusivamente laborales en favor de otras como el retorno o la búsqueda de mayor calidad de vida en áreas residenciales más descongestionadas.



LAS MIGRACIONES EXTERIORES
Hasta los años ochenta del pasado siglo, España fue tradicionalmente un país de emigrantes. A partir de entonces se invierte la tendencia y se convierte en un país de inmigración.
Las emigraciones hacia Europa (1950-1975) Tras el éxodo político al finalizar la guerra civil, la emigración económica de los españoles se reinicia en los años cincuenta. A partir de 1960, la corriente migratoria exterior cambia de destino y se encamina hacia Europa. Desde entonces, y hasta 1975, la emigración de trabajadores españoles hacia Europa Occidental supera los dos millones de personas, de los cuales la mitad no retornó en este período. Tras la crisis de 1973, con el incremento del paro en los países europeos, cesa el flujo migratorio español hacia Europa , aumentando el retorno de emigrantes a España.
Las causas que explican esta corriente migratoria se pueden sintetizar en: La expansión de la industria de  Europa En España hay un gran excedente de mano de obra, Los principales destinos a los que se dirigieron los emigrantes españoles fueron Alemania, Suiza, Francia y, en menor medida, Holanda, Bélgica y Gran Bretaña.
Los emigrantes a Europa procedían de todas las regiones españolas. Sin embargo, las regiones rurales (Andalucía, Extremadura, Galicia y las dos Castillas)

Las consecuencias que se derivaron para los países receptores tienen un tinte sobre todo económico: los inmigrantes contribuyen a su desarrollo económico. Los países europeos se encontraron con una mano de obra dócil, dispuesta a ocupar cualquier trabajo rechazado por los naturales del país y por unos sueldos realmente bajos, dado su nivel de vida.
En España, los movimientos migratorios originaron una disminución de la población y de la presión social –evitando el problema del paro– y contribuyeron a financiar el desarrollo económico español: las divisas que aportaron redujeron el déficit comercial que se generaba con la importación creciente de materias primas y bienes de equipo.Por otro lado, empeoraron los desequilibrios territoriales, ya que la mayor parte de los ahorros de los emigrantes fueron destinados a zonas más industrializadas, donde el capital invertido daba más beneficios.Y cuando estos emigrantes retornan, no todos lo hicieron a su comunidad de origen. El balance resultó negativo para las comunidades autónomas con mayor número de emigrantes (Andalucía, Ga- licia, Castilla-León, Extremadura), mientras Cataluña, Madrid o la Comunidad Valenciana fueron beneficiadas.
Como aspecto negativo, y desde el punto de vista social, hay que mencionar el desarraigo y los problemas de integración de los emigranes en la cultura del país al que llegan, de la que les separa el muro del idioma y las costumbres. La segregación social se ve incrementada por las difíciles condiciones de vida y de trabajo en el lugar de destino (donde realizan los trabajos de los sectores menos cualificados y con salarios más bajos).


España, país de inmigración Los efectos de la crisis económica de mediados de los años setenta y los cambios sociopolíticos operados en España tras el final de la dictadura franquista provocaron una reducción de la emigración española hacia el exterior y un notable incremento del número de retornos. Pero, sin duda, el hecho más llamativo es el espectacular crecimiento del flujo de inmigrantes extranjeros. Hoy viven en España cerca de 5 millones de extranjeros, lo que representa un 11 % de la población residente en España. Sin embargo, con la crisis económica, a partir del año 2010 es mayor el número de personas que abandonan España que el de los que establecen su residencia en nuestro país.Las causas de estas inmigraciones son : superpoblación y pobreza de los países subdesarrollados frente al reclamo de un mejor nivel de vida en los países de destino. Las características de estas inmigraciones en España son:
El dinamismo de la economía española desde la segunda mitad de los años 90, hizo surgir una demanda laboral en sectores muy específicos insatisfactoriamente cubierta por la mano de obra local. La proximidad al continente africano. Los lazos histórico-culturales que unen a España con Latinoamérica.El clima y el modo de vida español es llamativo para  jubilados o trabajadores de multinacionales.
La procedencia de los inmigrantes es muy variada y recoge realidades individuales y complejas, que no siempre se corresponden con la típica imagen  que la sociedad tiene del inmigrante: El colectivo más importante procede de la Unión Europea es la población originaria de los países del este de Eu ropa (Rumania, Bulgaria...). Otro volumen importante procede de los pases desarrollados de Europa (británicos, italianaos, alema- nes, franceses....) y se compone de personal cualificado –integrado por tcnicos y ejecutivos– o de jubilados que se retiran a Espaa. El otro gran colectivo lo constituyen los inmigrantes del Tercer Mundo, Latinoamérica, y el Lejano Oriente.
En cuanto al perfil de los inmigrantes varia mucho en función de su procedencia. Existe un cierto equilibrio de sexos. Los varones predominan entre los africanos y asiáticos, mientras que las mujeres son mayoría entre los  latinoaméricanos. Por edad predomina la población adulta-joven, aunque se observa un mayor nivel de envejecimiento de la población comunitaria (debido a la importancia el establecimiento en España de jubilados europeos). Las actividades laborales desarrolladas por los inmigrantes son, muy diversas. Podemos encontrar directivos de empresas y técnicos muy cualificados (procedentes en su mayoría de la UE). Sin embargo, la mayor parte de los inmigrantes extranjeros en España se dedican principalmente a trabajos vincu- lados a la agricultura, construcción, servicio doméstico, hostelería y economía sumergida (venta ambulante), tra- bajos de escasa cualificación y remuneración. Muchos de ellos sufren un proceso de "proletarización", ocupando posiciones laborales de categoría inferior a la que tenían en sus países de origen. La distribución espacial de la población extranjera en España es elevada en las áreas económicas más activas, siendo  las grandes ciudades (Madrid y Barcelona), las zonas turísticas y de agricultura intensiva de la costa mediterránea y de las islas, y el valle del Ebro. Las consecuencias derivadas de este nuevo fenómeno para España son variadas. a) Crecimiento demográfico. La consecuencia más directa de la inmigración en España ha sido el aumento de la población, el mayor de nuestra historia. Asimismo, los inmigrantes están contribuyendo a paliar el proceso de envejecimiento de la población española, tanto directamente ya que entre ellos predominan los adultos-jóvenes, como indirecta- mente al elevar las tasas de natalidad. b) Crecimiento económico: la inmigración es beneficiosa para el crecimiento económico del país, ya que los inmigrantes proporcionan mano de obra cada vez ms necesaria por el envejecimiento progresivo de la poblacin espaola– para un tipo de trabajo que difcilmente realizan  los trabajadores nacionales. Esto, junto al aumento del consumo, ha contribuido  al crecimiento del PIB español en los años anteriores a la crisis. También es significativa su contribución a la financiación del Estado del Bienestar. Las aportaciones de ingresos de los inmigrantes a la caja de la Seguridad Social son superiores a los gastos que originan, dado el bajo porcentaje de su población dependiente.
c) Consecuencias económico-sociales. La llegada de inmigrantes ha provocado una importante diversidad étnica, cultural, religiosa y lingüística. Ello supone un reto para la sociedad espaola que se debe enfrentar con problemas nunca antes planteados: integracin educativa, convivencia con nuevas prcticas culturales..., que suscitan recelos sobre las consecuencias de la inmigración sobre nuestro bienestar colectivo, convivencia y valores. 


Problemática migratoria actual Las consecuencias positivas de la inmigración tienen contrapartidas que derivan en problemas de caracter económico y social. No obstante, la problemática migratoria actual presenta una consideración distinta según se trate de inmigrantes de los países desarrollados o de los países subdesarrollados. Los inmigrantes de UE están constituidos en una buena parte por jubilados, que demográficamente aportan poco, o por profesionales de empresas, principalmente multinacionales, que laboralmente representan una competencia para los trabajadores cualificados españoles. Sin embargo, este colectivo no suscita ningún rechazo de signo xenófobo entre la población. El problema se plantea sobre todo con los diversos grupos de inmigrantes procedentes de los países menos desarrollados, a pesar de sus aportaciones al crecimiento económico y demográfico del país. Las actitudes de rechazo son fáciles de fomentar cuando se alude a prejuicios culturales, a la competencia laboral o a la inseguridad. En relación con el trabajo, es muy frecuente asociar inmigración a desempleo de la población local. Sin em- bargo, los índices de paro de la época de crecimiento económico indican que la afluencia de extranjeros no ha influido negativamente en el empleo. Por otro lado, los trabajos que realizan los inmigrantes son aquellos no cubiertos por los españoles, por su dureza o por su escaso salario: Trabajos mineros, agrarios eventuales, peonaje de la construcción, camareros muy marginales u ocasionales, asistencia a ancianos, etc.
En el terreno social da la impresión de que en España no existen brotes de racismo, entre otras razones porque apenas existen grupos social o políticamente representativos y activos que lo estimulen, aunque lo que sí existe es un notable clasismo: se rechaza o, al menos, se desconfía del inmigrante pobre. El riesgo de la xenofobia es notable en momentos de crisis económicas, en los que, al aumentar el paro, se ve al inmigrante como un competidor indeseable. Esto es especialmente significativo entre los sectores sociales españoles más modestos, que se sienten más perjudicados al competir con los inmigrantes en ayudas sociales, vivienda, instituciones educativas... Esta serie de hechos provoca reacciones xenófobas hacia los inmigrantes como si ellos fueran el problema, pese a ser parte de los perjudicados, dando lugar a conflictos sociales más o menos graves, cuyos chispazos se vienen manifestando periódicamente, aunque en puntos aislados. Para evitar estas tensiones, los países desarrollados imponen políticas inmigratorias muy restrictivas , que dificultan la llegada libre de extranjeros, y han traído como consecuencia el fuerte aumento de los inmigrantes en situación ilegal, atrapados en las redes mafiosas de contrabando humano.  Asimismo, la Unión Europea ha aprobado el Pacto Europeo de Inmigración para regular la política relacionada con la inmigración y frenar la desordenada. 


La emigración española en la actualidad Hoy, tras años de bonanza económica en los que España fue un país de inmigración, la situación se ha revertido. Desde el comienzo de la crisis en 2008 hasta hoy el número de españoles residentes en el exterior se ha incre- mentado en más de 300.000 personas. Buena parte de ellos son jóvenes, altamente cualificados. La crisis laboral y la falta de expectativas en España provocan su fuga hacia Reino Unido, Francia, Alemania, EE UU e incluso países latinoamericanos. Además de la crisis económica, la globalización de la economía (las empresas multinacionales) y la internacionalización de los estudios (Erasmus) son claves en la explicación de este fenómeno.



Carmesí, amarillo y púrpura.

Últimamente la cara de padre me hacía  una gracia...Y esa noche más aún. Su malestar era palpable a  kilómetros. Su precioso monarca estaba con la soga al cuello. Y es que la situación social del país se encontraba sumergida en la Gran Depresión del 29.

Padre era un gran hombre pero con una mente muy conservadora. Se encontraba en la minoría española que sentía el miedo corriendo por su interior porque sabían que el cambio se estaba acercando, y que sus privilegios iban a desaparecer. Pensaréis que soy un idiota por reírme de él, ya que yo también perdería mis posesiones  al ser su hijo pero es que me daba igual, prefería mil veces antes un país republicano y demócrata a seguir viviendo en un régimen monárquico muerto y corrupto como en el que me encontraba.

Aquella noche la luna brillaba como nunca antes lo había hecho, y mi Angélica lo hacía más todavía.
Su mirada me enloquecía y es que era una auténtica luchadora por sus ideales. La tensión del momento se unió
con nuestro amor, y la noche fue quien nos confesó el secreto, de que al día siguiente algo iba a pasar.
Con el sol de la madrugada del 14 se abría una esperanza hacia un futuro moderno y más justo, pero para quienes toda su vida había sido clara y favorable, aquella mañana desearon desaparecer.



Después de un largo día de votaciones y nerviosismos, llegó el momento de dar a luz los resultados, y es que España se había acostado monárquica, y despertado Republicana.
Todo el mundo salio a las calles a pedir lo que les pertenecía. Era una locura ver como todos los que se sentían frustrados con el régimen monárquico reclamaban lo que se le había sido robado. El canje sistemático nacía en las ciudades y se iba contagiando a los pueblos.

Mientras, la situación del otro lado de la moneda  era totalmente distinta, querían salir de allí como fuese, ya que  no deseaban  pertenecer a una España de rojos y esto lo se perfectamente porque fue Padre uno de ellos.
Esa misma noche preparó todo para ir rumbo a Italia, junto a otras familias que apoyaban al rey Alfonso XIII, pero mi desear no era el de acompañarle, así que decidí escaparme junto Angélica.

Me uní a ella y a su grupo político y esos años fueron los más felices de mi vida.
España era un país de trabajadores de todas las clases, con un laicismo en el Estado, el derecho al voto de la mujer y la aparición del matrimonio civil y el divorcio, era demasiado para los dueños de la España de siempre por ello en 1936 comenzaron los enfrentamientos entre un pueblo ganador de las últimas elecciones y los poderes de parte del Ejército y la Iglesia Católica llevandonos a una Guerra Civil, donde el pueblo defendió durante 3 años la Segunda República.



-Entonces papá, ¿Por qué nuestra bandera republicana está medio acabada?
-Pues hijo... Mamá fue siempre una luchadora por sus ideales y días después de darte a luz, comenzó a bordarla, pero la descubrieron y fue capturada por el ejército. Yo en ese momento me encontraba en las trincheras y la noticia de tu nacimiento vino acompañada de la muerte de tu madre.
Por eso hijo, cada vez que la recuerdes y veas la bandera, quiero que la veas como una de las semillas que sentaron a una España que, más temprano que tarde germinarán.